Para Ari




Ella no lo sabía. Nunca nos llegamos a conocer del todo. Pero lo era. ¿Qué era? Guapa. Era indudablemente una Belleza, una belleza natural. Un rostro angelical. Un cuerpo bonito. ¿Se podía pedir más? Que sólo era el envoltorio, de los pocos que mostraba cómo era el interior.
Simpática. Era una alegría natural. Irradiaba buen ambiente. No se podía estar con ella sin sentirse bien, sin sentirse cómodo. Amabilidad. Era la definición de buena persona. Inteligente. Su cabeza estaba muy bien organizada. Artista. Dibujaba con talento y siempre buscaba la mejoría, un afán de superación admirable. Tantas palabras para definirla y tan difíciles de expresar.
Ella no lo sabía. Pero cuando él la conoció, comprendió el significado de la perfección.

Pensaba en dedicarte unas líneas. Y tras darle vueltas, pensé, ¿qué mejor que unas palabras sinceras? Felicidades por tu cumpleaños. “Que tengas un día especial” suena muy típico. Yo te deseo toda una vida especial, de felicidad, de alegría y buenos momentos.
Creo más en las coincidencias que en el destino. Y no puedo dejar de alegrarme por la casualidad que fue conocerte. Eres una persona maravillosa, y me faltan formas de poder expresarlo. No cambies nunca. Sigue siendo tú. Eres muy especial, y me encantas por lo que eres.
Lamento no poder estar ahí contigo hoy. Sin embargo, no me quejo. ¿Sabes por qué? Porque incluso sin fecha, cada día que pasa es un día menos que me queda para verte.
Disfruta de tu día. Un beso y un fuerte abrazo. Y nuevamente, feliz cumpleaños.

“Desconocía qué día sería. Pero había algo seguro. Que sería una ocasión especial, simplemente por ella. Y todo lo demás perdía importancia ante eso”.

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